Obra instalativa que alude a la escasez de agua potable en las regiones pobres del globo, específicamente las dificultades que esta carencia conlleva en las labores domesticas de las personas. La obra consiste en una serie de representaciones escultóricas en greda no cocida, frágiles, que con paso del tiempo se van desmoronando y convirtiendo en ruinas requebrajadas, que poco a poco se va transformando y visibilizando el armazón que la soporta, con tan sólo fragmentos de greda, paradójicamente están rodeadas por un muro de agua que aparece y desaparece por un sistema de bombas que extrae el agua desde un basural. Las 4 esculturas están al interior de cajas de acuarios, dispuestas sobre mesas de diseño único, confeccionadas con maderas recicladas por el artista.